Adicción al trigo

Es el trigo tan bueno como creemos? La respuesta es no, ni el blanco ni el integral. A pesar de que el trigo lleva siendo durante miles de años uno de los alimentos más consumidos, actualmente se tiene la idea de que nos mata lentamente.

Esto se debe a que el trigo que consumimos hoy en día no es el mismo que se consumía hace 100 años, ya que las cepas se han hibridado, cruzado e injertado para mejorar así su producción y su resistencia a situaciones climáticas adversas.

Hoy por hoy, las empresas productoras de trigo se han centrado en aumentar la cosecha y disminuir costes, siendo esta cosecha  10 veces mayor que la de hace 100 años.

Esto ha provocado que se pierdan numerosos nutrientes que antes existían, por lo que ahora se considera que tiene una mala calidad nutricional.

¿Es real la adicción al trigo?

Casi todo el mundo siente o ha sentido adicción por las galletas, hamburguesas, pasta, pizza o bollos, todos ellos productos con harina blanca. Esto se debe a que realmente el trigo sí que es adictivo, ya que genera un efecto similar a la morfina.

Esto se debe a que ciertos polipéptidos presentes en él logran superar la barrera hematoencefálica y activan los receptores de los opiáceos, que son los responsables del placer y la adicción. Por eso mismo, por muy rico que esté un pescado al horno, no generarás la misma adicción que a uno de estos productos con trigo.

Mucha gente considera al trigo como una droga ya que tiene fuertes efectos en el sistema nervioso y puede cambiar nuestro comportamiento, así como generar abstinencia al dejar de consumirlo. Entre los síntomas observados entre la gente que deja de consumir estos alimentos, destacan la fatiga, la irritabilidad y la confusión mental.

Entre los beneficios que nos encontramos al dejar de consumir productos derivados del trigo, vemos algunos como la disminución del apetito y los antojos, mejora la alegría y el ánimo o reduce la grasa abdominal…